Peleando con mis Compañeros de Cuarto [Sólos los que estan la casa de Gryffindor]

Ese día había decido tomarme el reseso en mi habitación, todas mis compañeras solian pasarlo en el gran comedor o en los jardines por lo que este era el único lugar seguro donde podía leer mis libros en tranquilidad. La biblioteca siempre había sido mi primera opción pero no todos allí toman con buen ojo el que una bruja ande leyendo literatura muggle, en especial desde que habia comenzado todo el dilema de la dominancia de los sangre pura. Suspiré pensando en eso, los rumores iban y venían entre todos los estudiantes haciendo que muchos vayan tomando ideas a favor o en contra. Una estupidez a mi parecer, los hijos de muggle tambien tenian derecho de estar aquí, eran como nosotros después de todo.

Tratando de sacar esos problemas de mi cabeza, volví a enfocarme en mi lectura. Los cuentos muggle podian ser tan ingeniosos, su mente podia imaginar un millon de situaciones irreales pero con tantos sentimientos y dramatismo. Pero unos ruidos provenientes de afuera me desconcertaron, usualmente el lugar estaba vacío a esta hora. Trate de ignorarlo hasta que los gritos comenzaron y deje el libro a un lado, asome la cabeza y oí como los ruidos provenían de la habitación de los chicos. Me mordi el labio algo indecisa de si ir a ver, pero parecia ser una pelea y las cosas serían peor si los Prefectos aparecían. Asi fui a buscar mi varita solo por precausión y cruz,e el pasillo hacia el ala de los chicos, agudizando el oido para saber de donde venia todo el alboroto. Era la habitaci,on de los de tercer año, me agache un poco para hechar un vistado por la cerradura y vi con horror una pelea, o más bien una masacre teniendo en cuenta que era todo un grupo contra un pobre chico de tercero.

-¡Ya basta! - grité al abrir la puerta, llamando la atención de todos allí.

Cuando entré pude notar mejor quien se encontraba en piso y con sorpresa reconocí a uno de los hermanos Gryffindor. Sacudí la cabeza mirando a los otros chicos con reprobación, mi varita en alto apuntándolos a ellos.

-¿No les da vergüenza? Todo un grupo contra uno, eso no es de un Gryffindor - dije mirandolos con desprecio. -Ahora váyanse de aquí sino quieren que llame a los profesores y créanme que les irá mal -.

No se si fue mi amenaza, el que fuera mayor que ellos o el que mi varita los apuntara pero el grupo de tercero abandonó rápidamente la habitación. Aunque no escapo de mi vista las miradas que le lanzaban a su compañero aun en el suelo. Me acerqué a él corriendo, viendo con algo de horror sus heridas sangrantes.

-Tranquilo, tranquilo.. Ya todo esta bien - murmure con una pequeña sonrisa al niño allí, ayudándolo a reincorporarse. Recordé en ese momento un hechizo que la profesora Hufflepuff nos había enseñado el año pasado - Quédate quieto.. Episkey - dije apuntándolo con mi varita esperando poder parar su sangrado y quizás algún hueso roto. -Es mejor llevarte a la enfermería. Ven, déjame ayudarte - y con cuidado lo tome del brazo para levantarlo del suelo. Lo único que deseaba es que ningún prefecto nos encontrara por ahora, lo último que deseaba era tener problemas.