Nota mental: asesinar niños pequeños. - Aneirin.

Subía las escaleras con varita en mano con una cara de pocos amigos, mas bien, parecía que estaba dispuesto a matar a alguien. En parte tenía miedo de romper la varita de lo fuerte que la apretaba. Miró mal al cuadro que guardaba su sala común, esperando eficacia y velocidad en él, ya que no quería morir de una pulmonía. Al abrirse, siguió su camino, subió y subió las escaleras aun con la palabra "maldecir" en la cabeza, "estúpidos críos". Pasó por la sala común sin importarle si había alguien, sin importarle nada siguió hasta poder llegar a su habitación. No se fijó -de nuevo no le importó- si había alguien o no. Dejó la varita sobre la cama y se quitó la ropa hasta quedar en boxers. Dejó la ropa lo mejor extendida que pudo en una de las ventanas, para que se secase, estaba demasiado enfadado como para intentar conjurarla para que se secase, probablemente la haría arder. "Cálmate Graham, han sido simplemente unos críos que sin querer te han tirado en un charco. " - ¡Si hubieran ido sin correr como idiotas todo habría sido mejor!. - se replicó a si mismo, casi gritando.

Se acercó a los pies de su cama y sacó una toalla con la que poder secarse la cara y secarse un poco el pelo, estaba empapado, pues entre el charco y la lluvia, se había remojado. Se colocó frente a una ventana, aun solo con los boxers, se extrañaba por no tener frío, estaba demasiado exasperado como para sentir frío. Miraba el bosque, a lo lejos, con deseo y pena al mismo tiempo, hacía días que no podía ver a Hedd o Theon, les echaba de menos y justo cuando decide ir a verlos, aunque lloviera, unos críos corriendo por los jardines se topan con él, haciéndole caer, le salía humo por las orejas.

Aneirin estaba tumbado en su cama. Leía un libro de pociones mientras anotaba cosas de manera rápida y descuidada en una hoja de pergamino. Suspiró pesadamente y dejó la pluma sobre el arcón que había al lado de su cama, recostandose en esta. Le dolía todo. Llevaba todo el día de un lado para otro estudiando y cuando notó que estaba quedandose dormido en la sala común decidió subir a su cuarto a descansar un poco y cuando pensó que lo había conseguido....

Su mente volvió a pensar en los problemas sin resolver de las clases de pociones. Y así acabó, estudiando tirado en su cama de cualquier manera y con la espalda matandol de dolor. Inspiró hondo y se estiró en la cama, intentando relajarse. Escuchó como todos sus huesos crujían y se quejó, suspirando pesadamente

Cuando ya estaba empezando a quedarse dormido de nuevo escuchó como su compañero de cuarto entraba a trompicones, farmullando y maldiciendo a todo el mundo. Aneirin abrió un ojo y miró como el chico se quitaba la ropa empapada, volviendo a cerrar el ojo. Graham Gryffindor, el hermano mellizo de su pareja era su compañero de cuarto desde primer curso. Y aún no habían conseguido llevarse bien, aunque bueno, Nei tenía la conciencia tranquila, era el otro tejón elq ue no quería relacionarse con nadie.

-Si tienes algún problema deberias de comentarmelo Señorito Gryffindor.... -Comentó tranquilamente, sin mirarle.

Se colocó sobre el marco de la ventana, con los brazos cruzados,  mirando, contemplando a través de esas ventanas medio cubiertas por vaho, a lo lejos, el espeso y extendido bosque. Hêddic era mas que una mascota para él, era como un amigo, como un hermano, habían pasado cinco años juntos tampoco era de extrañar que se tuvieran tanto cariño, al fin y al cabo, gracias a Hêdd, Graham perdió su gran fobia a las alturas, a la escoba, hasta consiguió entrar en el equipo de quidditch de su casa algo que siempre había querido, poder estar en el equipo de quidditch de su casa, aunque no se sintiera como tal en dicha casa.

Y Theon, bueno, era diferente pues a diferente del hipogrifo, Theon podía comunicarse con Graham de manera sencilla: hablando; Theon era de la edad del joven Gryffindor lo que hacía sencilla la relación de ambos, se conocían y comprendían así que confiaban el uno al otro contándose sus cosas, comparando sus mundos...

Descruzó los brazos, se acarició el abdomen desnudo y se giró levemente al escuchar al buscador de su casa. Frunció el ceño. - ¿Y porque debería hacer tal cosa? - dijo el castaño de manera irónica. A pesar de haber dormido juntos durante seis años, nunca habían hablado mas de lo necesario, normalmente cosas sobre el equipo de quidditch, nada mas, ¿porque? por el asco natural del castaño por la casa tejona y sus habitantes.