Mark E. Lodge

Alegre y divertido, aunque espontaneo, impulsivo y muy despreocupado. Es bastante jovial, y le encanta hacer bromas. También es muy optimista. Le encanta levantarle el ánimo a la gente, y que la gente se lo agradezca.
Tiene facilidad para hacer amigos, con lo cual tiende a caer bien, aunque puede llegar a no agradar, debido a su destacada personalidad. Por ejemplo, en ocasiones, le es imposible estarse quieto. Eso le hace ser bastante bestia, además de algo torpe, en cuanto a relaciones se refiere. Normalmente, acostumbra a tratar a todo el mundo por igual.
Es muy confiado, aunque no llega a ser crédulo. Con las personas que se ganan su desprecio, se vuelve bastante frío y distante, en contraste a como es normalmente. También puede tornarse fanfarrón y egocéntrico si la conversación pasa a más, y llega a perder los estribos si le molestan demasiado, debido a su carácter impulsivo. Aunque es raro verle completamente enfadado, será el primero en saltar y utilizar los puños (que no la varita), sin siquiera planteárselo. En conclusión, le cuesta conservar la calma. Puede llegar a tomarse las cosas demasiado en serio, y eso a veces le supone graves problemas. La exageración es una de sus principales características, y es de los que se podrían ahogar en un vaso de agua.
Aún y a pesar de que a primera vista pueda parecer un payaso, ciertamente engaña. Es muy astuto, orgulloso y valiente, además de algo terco. Aunque no se adapta especialmente bien a cualquier situación, ya que es bastante desorganizado, despistado, distraído, y un tanto lento, es un superviviente nato. Acostumbra a hacer las cosas sobre la marcha en vez de seguir un plan, y no tiene ningún inconveniente en romper las reglas. Le gusta vivir emociones fuertes, y se puede decir que es bastante temerario, además de irreflexivo. No tiene mucha facilidad para concentrarse y pensar objetivamente, con lo cual, prefiere seguir sus instintos. Si se deja llevar demasiado, puede llegar a pecar de irresponsable.
Una victoria para él será una alegría por todo lo alto. Confía mucho en su propia suerte, tanto que sobreestima sus habilidades. Esto le da un toque arrogante.
En el tema de las relaciones amorosas, es bastante calmado. Si consigue llegar a salir con alguien, prefiere ir despacio, sin llegar a forzar nada, ya que le tiene un cierto temor a verse 'comprometido demasiado rápido'. Nunca irá más allá de lo que él crea necesario. No es especialmente detallista, ni mucho menos romántico, pero intenta compensarlo con el cariño y el hacer que su pareja se sienta bien.
Es muy fácil llegar a ver su lado tierno, ya que le encanta agradar a la gente, y, en realidad, es mucho más profundo de lo que aparenta. Se preocupa mucho por sus amigos y seres queridos, aunque quizá demasiado; debido a eso, es bastante sobreprotector, llegando al límite de ser posesivo. No le gusta nada sentirse solo o apartado.

Mark nació el mismo día que su hermana melliza, Alexis, en el seno de una familia mestiza, pues su padre era muggle y su madre, bruja. A pesar de ser de clase media-baja, vivían felices en Londres. Su madre, que intentaba educarles en la magia a espaldas de su padre, ocultó durante muchos años su secreto, y procuró que sus hijos también lo hiciesen así.
Desde muy pequeño, demostró ser bastante movido, y más de una vez se metió en problemas debido a que no podía estarse quieto. Su primera muestra de magia se hizo evidente a los siete años, cuando intentaba a un gato que pasaba por la calle. Aunque el gato ya estaba lejos, se vio impulsado hacia delante, por una extraña fuerza, hasta que pudo atraparlo. Volvió a su casa, abrazando al gato y llorando, mientras le explicaba a su madre que "había volado sin escoba".
Con el paso de los años se tranquilizó un poco, y en cuanto su madre le habló de Hogwarts, demostró tener un gran entusiasmo por ir y estudiar allí.
Sin embargo, las cosas se complicaron. Un día, su padre descubrió lo que era su madre: una bruja. Mientras los niños dormían, la mató, aún y a pesar de quererla mucho. Pero, se decía, tenía que hacerlo, por el bien de todos.
Despertó a los mellizos y, queriéndoselos llevar a otro lugar, salieron de la casa, en medio de la noche. Ellos, asustados y aún con el trauma de enterarse de la muerte de su madre, decidieron escapar, y como no tenían otro sitio al que ir, acabaron en casa de sus abuelos maternos.
Estuvieron al cuidado de ellos hasta que, por fin, recibieron la carta de Hogwarts.