Duelo por personaje -- ediccion Salazar Slytherin

Nickname del user: Chibi, ChibiChan-Valentine si me buscas por DeviantArt(?). Preferiblemente, Chibi xD

Título del rol: La mente de la serpiente

Rol:

Una nueva discusión. Cómo no.
¿El tema? El habitual entre los fundadores.
¿El culpable? El mismo Salazar Slytherin.
Había ocurrido nuevamente un problema por un alumno y la mente cerrada del fundador de la casa esmeralda. Siempre ocurría lo mismo, sobre todo si el profesor de Pociones y Oclumancia se enteraba del origen de una persona y ésta no le placía.

Aunque no lo hiciese queriendo, ya que incluso él mismo no lo consideraba justo (era un hombre con honor, su padre en multitud de ocasiones le había hablado de ella). Pero, inconscientemente, podía conseguir que la vida de alguien se convirtiese en un infierno. Godric lo comparaba con la mordedura de una serpiente y con el avance lento del veneno, cosa que Salazar consideraba casi un insulto a pesar de su amor por los reptiles.

Nuevamente, Salazar Slytherin cerró la puerta del despacho de los directores, dejando a su amigo de escarlata con la palabra en la boca. Pudo escuchar sus gritos de orgullo herido mientras bajaba la escalera de caracol con el ceño fruncido, dejando que su capa, negra como la noche misma, arrastrase por los peldaños de las escaleras. Se dirigiría a su cuarto, no tenía una sola palabra más que intercambiar con sus compañeros: había dejado claras sus opiniones, con suerte estas quedarían grabadas en las mentes de los demás y ellas hablarían por él.

Una vez llegado a la puerta, comprobó con gesto de incordio que había olvidado las llaves, por ello deshizo el pequeño maleficio de advertencia para alumnos cotillas y abrió la puerta con un movimiento de varita, sentándose en la cama y apoyando el rostro sobre sus dos manos.

Inspiró profundamente.

Aquel comportamiento no era propio de él: era irresponsable e ilógico. No guardaba ningún tipo de sentido, pero no podía evitar pensar que los otros tres fundadores le habían puesto entre la espada y la pared. Sí, era posible que hubiese resultado ser más duro con aquel pequeño sangre sucia, podía haberle exigido más que al resto…
¿Tan malo era? También exigía más a la gente de su propia casa, y esos todos lo sabían, y era porque esperaba grandes cosas de aquellos quienes se encontraban en la casa que llevaba su apellido.

De todas formas sabía que de cierta forma ya lo tenían enmarcado por su odio a los muggles y por los magos que se divertían corrompiendo la pureza de la magia. Algo que, en opinión del mago, debía de estar penado…
Una lástima que en aquella época de caza por parte de la Iglesia muggle se estuviese aceptando en la comunidad mágica a supuestos hechiceros que no sabían ni realizar un simple antiveneno.

A pesar de aquello, Salazar era un fuerte partidario de que únicamente los más aptos para la magia deberían ser los capaces de utilizarla. Por ello se había dejado arrastrar por los otros tres fundadores a aquella locura que no esperaba que el Consejo de Magos fuese a dejar dar su apoyo.
“Situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas”, eso habían dicho, Salazar lo recordaba con perfección al haber estado presente en el momento de la sentencia. Lo más importante era que perdurase el legado de la magia, y aquello se conseguiría si los jóvenes magos se encontraban en un sitio seguro…
En un primer momento, el mago de esmeralda ni siquiera había concebido la idea de tener que enseñar a hijos de muggles. Aquellos seres claramente inferiores que no eran capaces de concebir nada más que lo que la Iglesia dictaba. Personas que ansiaban ser mandadas por otros y que no tenían un ápice de curiosidad o de querer ser conocedores de algo más. Lo nuevo les asustaba. Por ello la magia y todo lo relacionado con ella la marcaban como un enemigo, y los hechiceros, adoradores del diablo.

-Soy incapaz de dar clase a gente que ha sido criada en ese ambiente –gruñó, clavando las uñas en el marco de la cama como única muestra de su enfado-. Porque ese tipo de personas nunca entenderá lo que significa tener este poder. Nunca… simplemente… existen para ser gobernados por los demás.

Tomó aire, clavando sus ojos azules en el dosel verde de la cama, dejando durante unos instantes la mente completamente en blanco. Como un flash, recordó la frustración del rostro de Helga Hufflepuff cuando lo vio marcharse de la reunión, y aquello se le clavó como una espina en su pecho. Aquella bruja era la única que se escapaba a sus esquemas sobre la pureza en la sangre mágica… Pero no lo admitiría nunca, y ello hacía que el peso de su corazón aumentase.

Salazar Slytherin pasó una mano por los ojos, tratando de mantenerse sereno. Comprobó la hora mirando la posición de la Luna a través de la ventana y se incorporó: los alumnos dormirían, y los otros tres fundadores tardarían aún en volver a buscarlo. Era hora de trabajar en su pequeño proyecto…
Lo había mantenido alejado de los planos iniciales de construcción del colegio de forma premeditada, quería mantener aquel lugar lejos de miradas indiscretas. Por ello era su pequeño secreto en el castillo.

Su cámara secreta.

Abrió la puerta y se encaminó hacia donde se encontraba el mecanismo de apertura, tomando las precauciones pertinentes y atendiendo que nadie le siguiese. Miró a sus espaldas exactamente tres veces antes de dirigirse al sello de la serpiente y dejar escapar un suave siseo de entre sus labios, comprobando, admirado, como el mecanismo se abría y dejaba a la vista un pasadizo por el cual acceder al interior.
Se pasó la lengua por los labios, encantado por poder utilizar su pequeña habilidad como hablante de pársel y pasó al interior, indicando acto seguido que se cerrase. La oscuridad se hizo en el pasadizo, y solo se podía escuchar el chapoteo del agua acumulada en las paredes del castillo. Salazar sonrió para sí mismo, encaminándose a través de aquel pequeño laberinto para que su “amigo” pudiese moverse con facilidad.

Slytherin no miró hacia atrás mientras caminaba, ahora solo quería encontrarse con aquella amistad que se encontraba oculta en las inmensidades del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.