Artermisa Bellatrix Black.

Demencial, esa es la palabra. Quizás no en toda su magnitud, pero parece que algo falla en su cabeza, impidiéndole ser completamente “normal”, aunque esa locura se manifiesta, únicamente, o al menos en estos momentos, con cambios bruscos de humor, que bien se podrían confundir con bipolaridad, y con ocurrencias dispares y en ocasiones, crueles o sádicas en extremo. Otras, comentarios sin ton ni son en las situaciones menos propicias, pero al fin y al cabo, “logran” pasar desapercibidas. ¿El porqué? No ha nacido criatura en el mundo capaz de faltarle al respeto a Artermisa Black. Demasiado soberbia y orgullosa como para aceptar algo que no sean elogios, palabras de alabanza hacia su persona. Y nunca son recíprocas. Algunos lo achacarían a que es incapaz de regalar gratas palabras, y aunque en parte es cierto, la realidad es otra. Demasiado exigente, no se ha permitido el lujo de hacer sentir bien a los demás, pues eso provocaría una relajación innecesaria que llevaría al fracaso, y la bruja no tolera el fracaso, bajo ningún concepto, de hecho es de esas personas a las que les agrada el triunfo, sea conocido o no, y no se detiene ante nada ni nadie cuando trata de alcanzar sus metas, y le es indiferente a quien se tenga que llevar por delante. ¿Caprichosa y ambiciosa? Sí. ¿Obsesiva y persistente? También.

Pero con aquella “incapacidad” de dar palabras de ánimo se podría pensar que no tiene corazón, pero es un error. Siempre lo ha tenido. ¿Oculto y a salvo? Por supuesto, es algo demasiado valioso como para exponerlo así como así. Para los incrédulos, puede querer, a su forma, claro. Artermisa dista mucho de la imagen cariñosa y sumisa de la mujer de la época. Ella es poderosa, en todos los sentidos, sino que se ha mostrado diestra en todo tipo de conjuros. No es alguien con quién se deba jugar. Indomable, es esa clase de mujer a la que no se le puede encadenar, pues te ahorcará sin pestañear con la cadena. Promotora de su libertad y la esclavitud de los demás, no se deja amedrentar.

Corre, corre cuando la veas venir, pues no será nada bueno, y mucho menos una charla. Es una fiera enemiga, como se ha dejado ver, y es lamentable para muchos que tantos sean enemigos, pues en un mundo bicolor, o se es blanco o negro, no existe gris. Tan fácil como estar con ella o en su contra, y hasta que esté bajo tierra ( e incluso algo inventará para seguir atormentando al mundo después) es más seguro para todos la primera opción. Y en su mundo bicolor,los negros son los buenos. Ellos librarán al mundo de la escoria, escoria a la que no tiene reparo en matar con sus propias manos, es más, muchos se encuentran ya en una larga lista en la que los nombres no importan. Los rostros se entremezclan entre gritos y la risa de la bruja. Ahora bien, si hay algo peor que la sangre sucia y la aberración mestiza, es la traición, algo intolerable para la Black. ¿Te has atrevido a traicionarla? Será lo último que hagas, pues no hay segundas oportunidades.

¿Astuta? Como la que más, una mente ágil, capaz de organizar pensamientos y respuestas en poco tiempo, y por ello impulsiva. De su retórica se puede decir que es complicada y retorcida como su varita. Gusta de juegos mentales y acertijos varios, llevándolos hasta extremos peliagudos en los que los retos y desafíos son la guinda del pastel. En efecto Artermisa es como una araña. Y las arañas siempre juegan con la comida.

Ella, la que podría haber hecho honor a la diosa griega de la sabiduría y la estrategia si una retorcida r no se hubiese colado en la deidad. Ella, a la que sus padres elevaron a la categoría de semidiosa. Ella, la menor de los trillizos Black-Scamander.

Nacida en una cuna de oro, como aquel que dice, ninguna dificultad, ni económica ni social podría esperarse de una de las descendientes de la noble familia de los Black. Pero Artermisa no vino sola al mundo, y es que compartió el vientre materno con Cygnus y Cassiopeia, y eso es un lazo insuperable. Artermisa demostró desde una edad temprana puntos de una personalidad que se asentaría con la edad, y por ello se ganó el afecto y el favoritismo de su abuela paterna, mujer que la tomó bajo su protección personal y prácticamente la crió.

Su primera muestra de magia tuvo lugar a los cinco años, cuando a raíz de una discusión con su madre, Artermisa avivó de sobremanera el fuego de la chimenea. A los once años, y como no podía ser de otra forma, recibió la carta de Hogwarts y se inició en el mundo mágico "académico". Acabó ingresando en Slytherin, al igual que sus hermanos y muchos de sus primos. Los años pasaron, y Artermisa creció, convirtiéndose en la mujer que hoy en día es. Una mujer a la que más vale no menospreciar ni tampoco pasar por alto. Pero todo no fueron rosas, y es que a pesar de saber que aquello era justo lo que pasaría, no se tomó bien el ser comprometida con su primo Orion. Y es bien sabido que cuando Artermisa no se toma las cosas bien, c'est la guerre.