Prueba de Rol Alice Longbottom

Apure el paso a través de los pasillos del Castillo, debía llegar a la sala común de Gryffindor antes de que el receso terminara. Suspire sacudiendo la cabeza para mi misma, tenia trabajos de Pociones que terminar y lo ultimo que deseaba era hacer enfadar al profesor Salazar y le quitaran puntos a su casa. Subió las escaleras hasta llegar al séptimo piso donde el retrato de la Dama Gorda se encontraba como siempre. Murmure la contraseña y entre rápidamente a la sala común, recordaba haber dejado el libro sobre una de las mesas luego de haber mantenido una pequeña discusión con algunos de sus compañeros. Puse los ojos en blanco ante el recuerdo.

-Hey come libros, ¿por qué no dejas un segundo esos libros muggles y vas por algo de beber para nosotros? -. Levante mi vista de las páginas que estaba leyendo solo para encontrarme con la cara divertida de algunos de mis compañeros. Los miré levantando una ceja y rodé los ojos.

-Si tanta sed tienes ve a buscarte algo por ti mismo, para eso tienes piernas - respondí simplemente sonriéndoles de manera educada mientras volvía mi vista al libro pensando que quizás hubiera sido mejor haber bajado a la biblioteca a leer.

-Oh vamos Alice, no seas así, acabamos de venir de una práctica de Quidditch. Estamos exhaustos -habló otro de los chicos del grupo. Yo sonreí irónica y sin levantar la vista de mi lectura respondí - He visto como entrenan y créeme, si siguen así dudo que puedan ganar el siguiente partido y mucho menos contra Slytherin -.

Y esa había sido la chispa que desató la siguiente discusión, aunque no era como si a los demás en la sala les molestaran. Era casi habitual pequeñas discusiones en las que yo me encontraba envuelta, no es como si las buscara solo que algunas veces los chicos allí podían sacarme de mis casillas cuando creían que por ser una mujer debía servirlos. Me recordaba a muchos de mis hermanos. Al final terminé pidiendo perdón por haberlos prácticamente llamados haraganes, lo cual lo admitía como error mío, y ellos accedieron a bajar por sus propios pies hasta la cocina en busca de algo para beber. Sonreí cuando por fin pude hallar el dichoso libro de pociones, debía admitir que en parte era algo divertido algunas de esas discusiones. Formaban ya parte de nuestra casa, de Gryffindor. Miré el reloj en la pared de la sala y pegué un pequeño salto al ver lo tarde que era. Debía apresurarme si quería terminar todo antes del próximo periodo.