Casting para Orion Black-Lestrange

We will never be the same again:

Caminó por el largo y estrecho pasillo en silencio, sólo escuchando sus pisadas. Con sus manos en sus bolsillos y con una mirada seria y fría, Orion recorrió el húmedo pasillo que llevaba a la Sala Común de Slytherin. Había sido un muy mal día y se encontraba con un genio de los mil demonios. Usualmente, cuando se encontraba en ese estado, él prefería encerrarse en su cuarto y comenzar a escribir todos los encantamientos que le llegaban a su mente. Él era bueno en encantamientos. Era una de sus pasiones… era la clase en que mejor se destacaba.

Pero desgraciadamente él no estaba en su casa.

No tenía su habitación privada, sino que debía compartir aposentos con el bufón idiota de su primo. Esa era una de las pocas cosas que detestaba del castillo: compartir cuarto con otras personas. Orion era una persona reservada, una a la que le agradaba la soledad y mantener la distancia de las personas. Si bien él era todo un maestro en el arte de manipular  a aquellos que compartían su mismo estatuto social y sanguíneo —por supuesto— él apreciaba los pocos momentos en donde estaba solo, en donde podía pensar con la mente fría… donde podía planear sus próximas jugadas. El ruido, los comentarios de sus compañeros de clase y la risa de su estúpido primo le irritaban y lo hacían perder la concentración.

¿Ya había dicho que odiaba a su primo? Orion no sólo odiaba a Cygnus por ser el heredero principal de los Black, sino porque el maldito bastardo solía recordárselo a casa momento. ”Soy mayor que tú, Orion” “Soy el heredero principal, Orion” y más bla bla. Palabras inmundas provenientes de un ser igual de inmundo. La preferencia por su primo en la familia era más que evidente. Cygnus tenía el privilegio de casarse con la chica Malfoy, unir dos familias prestigiosas y llevar el futuro de su familia a cuestas. ¿Y él?
El de casarse con su desquiciada prima Artermisa.

Orion mentiría si en ocasiones no sentía escalofríos al ver a su prima. Artermisa era hermosa, igual que su hermana Cassiopeia, sin embargo, la chica estaba demente. Algo estaba mal con ella, Orion lo sentía cada vez que miraba a sus ojos color chocolate. Pero claro, él no era el primogénito de la familia, él sólo podía callarse la boca y recibir las migajas que le tiraban sus padres y tíos.
Y sonreír, siempre sonreír con seguridad por ser un Black.

Miró con el rabillo del ojo como su primo salía de la Sala Común rodeado por sus amigos, quienes dicho sea de paso, eran también sus amigos. Cygnus sonrió con autosuficiencia a su primo, mientras que sus compañeros sonreían con nerviosismo. “Traidores” pensó Orion, antes de sonreír de forma perspicaz.

”¿Lindo día, ehh, primo?” comentó Cygnus, cruzándose de brazos. Orion se detuvo, con sus manos en sus bolsillos. Escrutó con la mirada a su primo, antes de asentir secamente. ”Un pajarillo me ha contado que has reprobado un examen de herbología…” Por un momento, Orion deseó sacar su varita y lanzar un conjuro prohibido. Deseó borrar esa estúpida sonrisa de su rostro, sin embargo, mantuvo su compostura.

Sonrió. ”No sabía que se te daba el don de las mujeres para interesarse en chismes, primo.  Quizás tú virilidad comienza a flaquear… y no lo dudaría…” Orion comenzó a caminar, ahogando sus deseos de reírse en la cara de su primo. La reacción de Cygnus ante su comentario había sido épica. Sus ojos oscuros se habían iluminado con rabia, incluso su varita había destellado ante la rabia contenida de su amo. ” La profesora se equivocó y me entregó el examen de un sangre sucia. No era mi prueba, Cygnus. Para que no vuelvas a cometer errores, te recomiendo que escojas mejores pajarillos para la próxima” se volteó y luego de decir las palabras claves para entrar a la Casa Común, desapareció en su interior.

Si su primo pensaba que podría humillarlo, estaba equivocado. Después de todo, Orion era más Black que le pedazo de escoria de Cygnus.