Rowena Ravenclaw |Casting|

A solas:

La oscuridad de la sala se fue perdiendo poco a poco, a medida que la mujer iba encendiendo las velas de aquella habitación. Varita en mano, hacía suaves movimientos cargados de gracia y armonía, consiguiendo con ello que al final la habitación quedase iluminada por la tenue luz de las velas. Pero no importaba que la luz no fuera muy fuerte; a ella le gustaba así.

Caminando con lentitud hasta la mesa donde solía servir el té, tomó asiento en su lugar habitual, perdiendo la mirada en el infinito tan pronto como lo hizo, pues comenzaba a reflexionar mientras la tetera se calentaba y, con ella, el contenido en su interior. Mientras tanto, los pensamientos de la bruja repasaron en primer lugar sus memorias de aquel día: no había sucedido nada especialmente importante o que resultase atrayente, siquiera mínimamente interesante como para merecer más de un segundo en su cabeza. Así pues, profundizó un poco más, sin poder evitar un fugaz pensamiento sobre Godric Gryffindor, el cual fue rápidamente eclipsado por el de su difunto marido. Y, por unos instantes, se permitió el lujo de dejar su máscara de lado para aprovechar la soledad en la habitación y dejar que su rostro reflejase la aflicción que sentía en ese instante.
Haciendo luego una corta mueca, apartó esos pensamientos de su mente. En su lugar, conjuró mentalmente un hechizo y su más reciente adquisición, un libro sobre herbología, llegó a sus manos, pero ella no lo cogió, lo mantuvo flotando frente a ella, hundiéndose en la lectura y absorbiendo aquellos conocimientos, plenamente concentrada en ello. Tan solo el sonido del reloj marcando las siete de la tarde la sacó de su ensoñación. Levantó la mirada al objeto, comprobando la hora. Se había pasado el momento del té, este estaba ya frío y su hija no había ido, tal y como habían acordado en un principio.

Curiosamente, los labios de la fundadora se curvaron hacia arriba y dejó escapar una leve risa. En cierto sentido, se había visto venir aquello.

Se levantó de la silla y se acercó al gran ventanal de la Torre de Astronomía, asomándose fuera para comprobar que las nubes cubrían el cielo en augurio de tormenta, tal y como había previsto aquella mañana.
A pesar de que últimamente tenía la impresión de que algo malo se cocía en el mundo mágico, se mantuvo calmada, reconstruyendo cuidadosamente su máscara para volver a la expresión neutral con la que había entrado en la habitación. Dejó de lado los pensamientos negativos, no podía dejar que los otros fundadores supieran de aquello hasta que no tuviera la certeza de que aquella impresión era correcta. Aunque soliera serlo.

-Parece que no se podrán ver las estrellas esta noche... lástima. -Susurró mientras se alejaba de la ventana, cerrándola cuidadosamente para que no entrase el agua cuando comenzase la tormenta.

Sin prisa alguna, caminó hacia la puerta; era el momento de reunirse con sus compañeros.